En estos seis años de gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez, el país aprendió a conocerlo y a saber interpretar sus declaraciones, cuando estaba en campaña para su primer periodo presidencial hablaba de acabar con la corrupción y la politiquería, hechos que consolidó con Yidis y Teodolindo, sin cuantificar a cuantos más convenció con similares argumentos. En esa contienda le preguntaban por la reelección de alcaldes y gobernadores, manifestando que no lo compartía, como tampoco pensaba que era bueno que un gobierno se perpetuase en el poder, insinúo la posibilidad de revocar el mandato al congreso si éste no se ponía a tono con el querer popular, eran los tiempos donde la mayoría de los congresistas estaban en otras toldas y Álvaro Uribe marcaba el 3% de intención de votos; cuando empezó a aumentar tuvo la desbandada de apoyo congresional, quienes no querían ver el queso en otra orilla y el presidente cambió su discurso contra los mismos. Elegido presidente en su primer periodo se empezó a hablar de modificar la constitución para permitir la reelección y al principio el presidente indicaba que Lina sólo le había concedido permiso para cuatro años pero, empezó a calentar la idea de permitir la reelección de alcaldes y gobernadores, incluyéndola en el referendo que se hundió. Al final del periodo, el Congreso había modificado la constitución y aprobada la reelección inmediata y por una sola vez del presidente de los colombianos, siempre se indicó que el gobierno no buscaría un nuevo período.
En este segundo mandato ha hablado de la reelección de la seguridad democrática, de la confianza inversionista y de la cohesión social, al principio creí, que como en los casos anteriores, un “no” de Uribe significaba un mensaje cifrado que su coalición entendía por un si, ¿Quién garantizaría la continuidad de la obra de Álvaro Uribe, sino era Álvaro Uribe?, ¿Quién garantizaría el triunfo de la coalición si no es el presidente?. Pero, la semana anterior, después de gastarse un poco más de 2.500 millones de pesos en la recolección de firmas, más otros millones en el reconteo de las mismas, el Presidente dijo que no iba un período más, que a lo mejor para el 2.014, esto despertó nuevamente el cotarro político y cada cual empezó a descifrar lo que quiso decir el presidente. Desde palacio no se han emitido aclaraciones a lo dicho por Uribe y su alfil, José Obdulio Gaviria, dijo que Uribe había dicho lo que Colombia había escuchado. Los Uribistas indican que Uribe con el NO dijo que SI quería continuar, los conservadores, que se cansaron de ser la fuerza que decide y quieren pasar a ser la decisión, entendiendo que Uribe no quiere continuar, pero para no perder las prebendas del gobierno, manifestaron que entendían lo que había dicho pero que las firmas indicaban que al pueblo se debía escuchar, nunca aclararon si eso implica gastar 100 mil millones de pesos que vale el referendo para que al final Uribe diga que no y obviamente la oposición ha dicho que una vez escuchado al mandatario lo que procede, es archivar el referendo.
Esta vez, yo le creo al Presidente, ocho años son demasiado trabajo para cualquier ciudadano, incluso para Álvaro Uribe, el debe haber pensado si era mejor pasar a la historia como el hombre de los ocho años que arrinconó a las FARC, o como el hombre que dividió al país, al tiempo que la economía no pinta bien en el ámbito internacional y vienen los tiempos de las vacas flacas, él, gozó de las gordas y todo gracias a su política económica, no tendrá disculpas para los años difíciles y además, en el ámbito internacional se le empieza a complicar su perspectiva, por fuera de nuestro país, no se ve bien que un gobernante modifique la constitución cada que quiera adaptarla a sus necesidades, las experiencias vividas han sido funestas, dictatoriales y terminado muy mal, su principal socio, Estados Unidos, está en el dilema de criticar a Hugo Chávez por su perpetuación en el poder, al tiempo que en Colombia el gobierno lo imita en esa practica.
Por lo anterior, creo que el país debería creerle a Álvaro Uribe, el congreso debatir y archivar esa propuesta de referendo, dedicarse a los temas de la agenda del gobierno y no pensar en gastarse un dinero importante, y es necesario, máxime en el inicio de las vacas flacas. Los Uribistas intentar armar su coalición y los de visiones distintas a unificar criterios para reconstruir el tejido social después del post conflicto.
JUAN CARLOS VALENCIA MONTOYA
Representante a la Cámara
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