Que en el discurso de posesión del presidente de los E.E.U.U. Barack Obama estuviera enunciado, aunque levemente, su preocupación frente al cambio climático no puede ser visto a la ligera, es el discurso de uno de los principales lideres mundiales, es el representante del imperio que por años se negó a creer que existía un problema ambiental en el mundo y lo peor, que cuando lo discutió sintió que ello era problema de las demás naciones y por ende no firmó el protocolo de Kioto. Ello era ignorar que la temperatura en el mundo había aumentado un 0,75 grados en los últimos cincuenta años, en los glaciales el aumento había sido el doble hecho que estaba generando un deshielo masivo de ellos aumentando el caudal de los ríos, generando inundaciones, desplazamientos y hambrunas en el mundo. Estados Unidos es una de las naciones que más contribuye con el dióxido de carbono que afecta la capa de ozono, por ser un país industrializado debería ser el primero en pensar en formas alternativas de producción limpia. En Kyoto no se abordó el problema como debía ser, porque las naciones se obligaron a bajar el dióxido de carbono pero no a mejorar sus cadenas de producción, en una doble moral muy característica del sistema capitalista los países desarrollados reconocieron el problema ambiental del mundo, el cambio climático y los problemas no sólo económicos sino de supervivencia de la raza humana, los problemas de reubicación de ciudades enteras de continuar aumentando los niveles de los ríos y mares del mundo; en Balín se observaron cifras más preocupantes por el aumento de los indicadores, pero el reconocimiento no vino acompañado de una política de cambio, sino de subsidio a los menos contaminantes, ante su incapacidad moral de mejorar los mecanismos de producción se comprometieron a estimular a los países que menos contaminan, los subdesarrollados, mediante presupuesto para que ellos generaran oxigeno para el mundo. Surgió la tesis moderna “Yo soy incapaz de bajar mi contaminación, te pago para que tu no contamines por mí”, es como si bajo el concepto cristiano, yo le pago a mi vecino para que no peque por mí, y cuando el creador me llame le enseñaré lo que mi vecino hizo, él se condenara porque vendió su alma y Yo gozare de los placeres del paraíso – falta ver, si esta tesis convence al gran creador del universo.
Es por ello que las palabras del presidente Obama, acompañado de la necesidad de estimular la ciencia y la tecnología envía un mensaje esperanzador al mundo entero, ojala el aíre de cambio que trae este gobierno esté acompañado de una política pública que irradie un nuevo concepto de producción limpia, de el uso de nuevas energías no contaminantes y de un propósito sano que implique una disminución interna en sus indicadores de contaminación, es pensar que tal como se dijo en Balín, ya no podemos detener el cambio climático, si podemos hacerlo más sostenible y empezar a construir las bases de un planeta donde puedan vivir nuestros bisnietos y descendientes. No es fácil la tarea, nada es fácil pero no imposible y el aceptar que hay un problema es el principio de la solución, es necesario enfrentarla sin ambigüedades ni doble moral, pasar de la discusión a los hechos. Ahora debemos esperar que sigue en la praxis de los americanos.
JUAN CARLOS VALENCIA MONTOYA