martes, 19 de agosto de 2008

UN MES NO MUY SOCIAL



El mes de agosto no será recordado de buen agrado por el gobierno Uribe, ni mucho menos por un sector de los colombianos, inició con el debate de los distribuidores de leche cruda, los que representan el 30% de ese mercado en el país, principalmente campesinos que tienen en su pequeña parcela una o dos vacas para leche, a quienes de un momento a otro el Ministerio de Protección descubrió que la leche cruda era perjudicial para la salud de los consumidores, un hecho que no refutamos pero que creemos se demoraron 40 años en deducirlo y por ello intentaron recuperar el tiempo perdido suspendiendo su venta de un momento a otro, sin previo aviso y sin concertar con los afectados. La venta de leche cruda no es mala per se, es deber del estado enseñar su uso correcto, capacitando a la comunidad, como a la fecha se ha venido haciendo con la imperiosa necesidad de hervirse antes de su consumo, y es deber del estado controlar su sana distribución. Después del paro de los lecheros, del enojo de los grandes empresarios que defienden la medida porque en ella ven la oportunidad de aumentar sus ventas y de un debate tardío, el ministerio aplazó la entrada en vigencia de la norma y fijó nuevos plazos sin mencionar cómo apoyará la reconversión de los campesinos que no tienen más experiencia que su propia vivencia.
El paro de los transportadores, quienes cansados de las frases rebuscadas del Ministro de Transporte decidieron anunciarle a todos los colombianos el drama que están viviendo, creo como muchos que este mercado no debe estar intervenido por el gobierno, deberían ser las fuerzas del mercado, quienes de manera automática regularan los fletes de su movilidad. No puede depender de un decreto su reglamentación, porque un año es mucho tiempo para evaluar el comportamiento del mercado, no comparto los actos vandálicos de una parte del sector contra los que no se acogían al paro, pero lo que en el mes de julio se habló y que detuvo el primer conato del mismo y con el compromiso del Dr. Álvaro Uribe fue incumplido como tantas otras cosas motivando y generando 16 días de no movilización. Al final se levantó el mismo y el gobierno ordenó un plan de chatarrización, que si se hubiera hecho con antelación nos hubiera ahorrado unos cuantos miles de millones de pesos a todos los colombianos. Al final del debate quedó el sinsabor de que el narcotráfico también permeó este sector de la economía y es el principal culpable del incumplimiento de los fletes, el gobierno tiene ahí la palabra, no puede salir con la retórica frase que es deber del ciudadano denunciar cuando todos sabemos que tras de ello esta la vida y honra de muchos, es su deber investigar, actuar e informar.
El 14 y 15 de Agosto se realizó en Cartagena la Asamblea Nacional de Fendipetroleo, donde este gremio se quejó una vez más por la no presencia del señor presidente de los colombianos, seis años llevamos esperándolo, y aun lo seguiremos esperando, dijo su presidente en el acto inaugural. La espera no era para hablar en contra de su reelección ya que ahí un sector comparte la extraña concepción de democracia, era para hablar de la reducción del margen de utilidad de su negocio, según ellos en cinco años pasó del 11% a un 5,6%, del manejo no claro en la asignación de cuotas de distribución de gasolina, máxime en los municipios controlados por el ejercito, por ser este un producto apetecido por los terroristas para la elaboración de la droga maldita, pero como siempre tras una loable acción una terrible consecuencia, al control de la venta aparecen los intermediarios para los productores sanos a quienes les cuesta este nuevo actor del mercado 1.8 billones de pesos al año, dinero distribuido en coima que nada encaja con el ideario anticorruptor de este gobierno. El gremio esperaba la respuesta del señor presidente y más que ello una pronta cura para un gremio que parece perder inyección por la paquidermia del gobierno.
Este no fue un buen mes para el gobierno, y mucho menos para los colombianos, no fue el mes de lo social, fue el mes de los paros, los reclamos, la rabia en el corazón de unos ciudadanos que acompañaron un gobierno y sienten que a este le falta corazón grande.
JUAN CARLOS VALENCIA MONTOYA

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