Por: JUAN CARLOS VALENCIA MONTOYA, Abril 15 de 2008
A medida que avanza la campaña electoral en Estados Unidos aparece con más fuerza la discusión del TLC con Colombia en la agenda ya no solo de los candidatos sino también del gobierno americano y del congreso de ese país. Colombia pasó de ser un aliado importante para los norteamericanos a ser un estandarte político donde hasta los medios de comunicación están tomando partido.
El presidente Bush muy inteligentemente ha llevado el tratado no a un acuerdo de competencia entre productos de ambos países, donde como se observa habrán ganadores y perdedores en ambas naciones, y no perdedores únicamente en Colombia, sino, ¿como se explica la oposición de los trabajadores y de algunos gremios de la producción norteamericana?, la historia de los asesinatos de sindicalistas colombianos es un cuento que ellos no se los creen, no porque no nos preocupe esta triste historia, sino porque a una nación como la americana solo le preocupa su supervivencia en la aldea globalizada, un ejemplo claro es la guerra que se libra en los países árabes, siempre se habla del número de soldados americanos caídos en combate en Irán, ¿Quién habla de los soldados iraníes que también han caído en esta guerra absurda?, ¿Cuándo alguna autoridad norteamericana se ha preocupado por los civiles de las naciones árabes afectadas por la misma?. El verdadero argumento de los trabajadores norteamericanos son los puestos de trabajo que perderán al entrar a competir con mano de obra barata como la colombiana, algo que no es de poca monta y que advierte que en ambos países existirán perdedores y algunos gremios sienten que perderán mercado al entrar nuestros productos a sus ciudades.
Los Demócratas en su acelere por ver como desperdiciaron su oportunidad para regresar a la Casa Blanca se han alejado cada vez mas del TLC, tuvieron la oportunidad de ganar las elecciones frente a un gobierno sin respaldo en las encuestas, que entrega una nación en recesión y frente a un candidato republicano que aparte de su edad, 72 años son muchos frente a la visión del electorado que cada vez busca más gobernantes jóvenes, debe cargar con el lastre de dos invasiones a países extranjeros y de un estado en condiciones lamentables. Con todas estas ventajas los Demócratas ven lejos la victoria, la división y el celo por mostrarse como los mejores apartaron a Hillary Clinton y Barack Obama en medio de agresiones verbales, al punto que cada vez más sus electores no están dispuestos a votar por la otra opción dentro del partido cuando la Asamblea Demócrata entregue candidato único
Frente a esta realidad se presenta el TLC, no como un acuerdo entre mercados sino como una bandera de campaña, Estados Unidos debe decidir si somos o no aliados necesarios. A esta posición nos llevó el presidente Bush y ya la presidenta de la Cámara Baja Nancy Patricia Pelosi respondió de manera negativa, no frente a Colombia sino frente al tratado.
Todo augura un triste final para el mismo, al menos en este periodo legislativo por que las banderas electorales no se entregan y menos en campaña, el tratado será firmado el año entrante, no importa quien gane las elecciones porque al final Colombia es un buen mercado y uno de los pocos aliados que le queda al otrora Coloso del Norte.
A medida que avanza la campaña electoral en Estados Unidos aparece con más fuerza la discusión del TLC con Colombia en la agenda ya no solo de los candidatos sino también del gobierno americano y del congreso de ese país. Colombia pasó de ser un aliado importante para los norteamericanos a ser un estandarte político donde hasta los medios de comunicación están tomando partido.
El presidente Bush muy inteligentemente ha llevado el tratado no a un acuerdo de competencia entre productos de ambos países, donde como se observa habrán ganadores y perdedores en ambas naciones, y no perdedores únicamente en Colombia, sino, ¿como se explica la oposición de los trabajadores y de algunos gremios de la producción norteamericana?, la historia de los asesinatos de sindicalistas colombianos es un cuento que ellos no se los creen, no porque no nos preocupe esta triste historia, sino porque a una nación como la americana solo le preocupa su supervivencia en la aldea globalizada, un ejemplo claro es la guerra que se libra en los países árabes, siempre se habla del número de soldados americanos caídos en combate en Irán, ¿Quién habla de los soldados iraníes que también han caído en esta guerra absurda?, ¿Cuándo alguna autoridad norteamericana se ha preocupado por los civiles de las naciones árabes afectadas por la misma?. El verdadero argumento de los trabajadores norteamericanos son los puestos de trabajo que perderán al entrar a competir con mano de obra barata como la colombiana, algo que no es de poca monta y que advierte que en ambos países existirán perdedores y algunos gremios sienten que perderán mercado al entrar nuestros productos a sus ciudades.
Los Demócratas en su acelere por ver como desperdiciaron su oportunidad para regresar a la Casa Blanca se han alejado cada vez mas del TLC, tuvieron la oportunidad de ganar las elecciones frente a un gobierno sin respaldo en las encuestas, que entrega una nación en recesión y frente a un candidato republicano que aparte de su edad, 72 años son muchos frente a la visión del electorado que cada vez busca más gobernantes jóvenes, debe cargar con el lastre de dos invasiones a países extranjeros y de un estado en condiciones lamentables. Con todas estas ventajas los Demócratas ven lejos la victoria, la división y el celo por mostrarse como los mejores apartaron a Hillary Clinton y Barack Obama en medio de agresiones verbales, al punto que cada vez más sus electores no están dispuestos a votar por la otra opción dentro del partido cuando la Asamblea Demócrata entregue candidato único
Frente a esta realidad se presenta el TLC, no como un acuerdo entre mercados sino como una bandera de campaña, Estados Unidos debe decidir si somos o no aliados necesarios. A esta posición nos llevó el presidente Bush y ya la presidenta de la Cámara Baja Nancy Patricia Pelosi respondió de manera negativa, no frente a Colombia sino frente al tratado.
Todo augura un triste final para el mismo, al menos en este periodo legislativo por que las banderas electorales no se entregan y menos en campaña, el tratado será firmado el año entrante, no importa quien gane las elecciones porque al final Colombia es un buen mercado y uno de los pocos aliados que le queda al otrora Coloso del Norte.
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